La Iglesia de San Pedro de Gijón es un monumento histórico situado en el Campo Valdés, en un extremo de la playa de San Lorenzo y a los pies del barrio de Cimadevilla. Es una de las construcciones más identificables de Gijón, que vista desde el paseo de la muralla forma una de las imágenes más fotografiadas de la ciudad.
Fue la única iglesia parroquial de la ciudad hasta 1893.
Los origenes y la historia de la Iglesia de San Pedro
La iglesia actual data del siglo XX y fue construida tras la destrucción durante la guerra civil del anterior edificio, del siglo XV, de estilo gótico, con numerosos añadidos posteriores.
Tras la Guerra Civil, y dada la importancia del edificio para Gijón, diversos organismos oficiales acordaron convocar un concurso de proyectos para la reconstrucción de la iglesia.
Mientras la Guerra seguía en curso, el párroco Ramón Piquero había encargado a Juan Manuel del Busto González la reconstrucción del templo. El arquitecto firmó y presentó su propuesta en febrero de 1939. En ella se negaba a construir una réplica de la antigua iglesia, tanto por las carencias que presentaba como por la pérdida de la esencia por muy lograda que fuese la reproducción, y mostraba un edificio con elementos muy similares a los del templo actual. Se inspiraba en el románico y prerrománico asturiano, estilo historicista del que el arquitecto ya había sido pionero en 1929 con su proyecto para la iglesia de San Julián de Somió. Conservaba además elementos del templo anterior como el pórtico y la torre (aunque a un lado de la fachada en lugar de en el centro) e introducía la idea de separar la iglesia del muro de la playa dejando un paseo alrededor de la misma. El proyecto no llegó a ejecutarse al llevarse a cabo el concurso, en el cual Juan Manuel del Busto se negó a participar, y quizás también como consecuencia de su vinculación con la República y la condición de beneficiarios de numerosos concursos de la Dirección General de Regiones Devastadas de los hermanos Somolinos
El edificio proyectado por Francisco y Federico Somolinos sigue la corriente franquista de recuperación de estilos históricos, que a escala nacional solía inspirarse en los estilos herreriano y neoclásico y que en Asturias toma como referencia la “arquitectura de Reconquista” o prerrománico asturiano. La iglesia incorpora así elementos fundamentales de este último estilo como contrafuertes similares a los de Santa María del Naranco, un crucero resaltante sobre las naves como el de San Miguel de Lillo o las celosías de piedra. Su estilo austero y tradicional encaja asimismo con las exigencias de la Iglesia católica, que no aprobaba el Movimiento Moderno. En la iglesia se utilizó piedra arenisca como material constructivo principal, aunque la calidad de los materiales se tuvo que ver reducida por dificultades económicas, usándose rasilla revestida de cemento con dibujos que imitan a la piedra en las bóvedas. El templo cuenta con cinco naves, las cuales le dan una marcada horizontalidad que según sus arquitectos lo adecúa al espacio del Campo Valdés y lo armoniza con la playa y el mar.